lunes, 25 de enero de 2010


de todo y nada
de coger esa bola de nieve y estampártela en la cara
o de agarrarla fuerte y darla un mordisco, tragándome así mi propio frío
de que hay muchas mañanas por delante en las que tengo que apagar el despertador
antes de sentarme delante del volante, o de ver a la azafata haciendo el gilipollas
por nuestra seguridad, claro, y porque la pagan una barbaridad y recorrerá medio mundo en tan pocos meses como yo puedo aprender a proteger tus delicadezas
de sentarme a mirar cómo caen las gotas, o de hacer trampas, sobretodo de hacer trampas, trampas serias, por las que se preocuparían de mi estado mental, mientras mi juramento perdura: yo controlo
de decirte qué no me gusta y qué no comprendo, y hablando de mí, esto último se repite como el sabor a ajo, o las cortezas rancias que me sirven en las noches de cañas, mientras nada, y todo, por supuesto, importa, y todo son jajajas y jejejes, y recuerdos, y echar de menos, y saber quienes son y hacer cuentas de cuánto llevan escuchándome, y pensar que es casi toda mi vida consciente, y que los recuerdos empiezan ahí, y que eso es lo bonito
y saber que esto es una purga
un desahogo
de nada
y de todo
por supuesto

domingo, 17 de enero de 2010


como cuando decides que es mejor tomarte un croissant que un cruasán, una cocacola light en vez de una cola light
como cuando te quedas dormido en tu cama en vez de en la de un hostal de carretera
como cuando te metes al baño, a la ducha, o te enfrentas al wc dentro de tu propio hogar

debes de dejar de regalar besos, o regalarlos con inteligencia, porque así solo has conseguido perderte, y perderlos, los besos, lejos, cerca, pero eso, perdidos. perdido. perdidos. no hay quien te encuentre así.
escóndete debajo de las mantas, porque ahí fuera hace demasiado frío para que los latidos sigan un ritmo normal.
quédate quieto, que las dulces yemas llegarán.

y será tan, tan, tan gracioso el chispazo, porque será casi una reacción fisicoquímica, que te arreglará tan bien como aquel viejo reloj de cuco que nunca más se estropeó.

miércoles, 13 de enero de 2010


meter entre paréntesis las cosas nunca debe de importar, mietras todo venga igual de rodado que antes de abrirlo
no?

sábado, 9 de enero de 2010

coño qué frío hace.


cuándo fuí tan pequeño, que todo me venía grande
cuándo dejé de llegar a coger las galletas de la parte alta del armario
cuándo la ropa decidió darse de sí, porque los humanos no encogen, o algo así se supone que debería de pasar
cuándo cambiaron de tamaño la puerta, que ya no llego a mirar quién está detras esperando a que le abra
cuándo los demás crecieron tanto tantísimo que ya no llego a chocaresoscinco ni pegando el salto más esforzado de toda mi historia
cuándo fue necesario pedirte que te agaches para poder darte un beso
y lo peor de todo es que eso es lo que menos hago, nunca me gustó pedir besos, siempre fuí más de darlos, cuando flik y flak se juntaban, se separaban o se acercaban, daba igual
es una pena, porque ya es dificil ir de la mano
es dificil decirte al oído "yo también me alegro de verte", y ahora es al pantalón, como sabiamente rafa pons canta entre martillazos en las cuerdas de algo que tiene cola, o no
y ya no me atrevo, ni a soltarme ni a juntarme un poco más