viernes, 18 de abril de 2008

trazos

Ojalá pudieras ver todo aquello que estoy imaginando.

Ojalá pudieras meterte un breve segundo en mi mente. Con un simple segundo te bastaría para comprender lo que quiero que comprendas. Un breve segundo de conexiones, un breve segundo de imágenes, palabras y recuerdos. Recuerdos que muestran sensaciones, sentimientos.
Me encantaría que fueras capaz de comprenderme, por un solo instante.
Se que ese instante bastaría para que me mirases de la forma que merezco.
Ahora no me entiendes, y tus caras dejan mucho que desear.
Ahora no lo ves.
Por eso quiero que te introduzcas en mi mundo. Mires dentro y me digas: "¡Ahora lo entiendo!"

Sí.

Creo que es injusto. Injusto que no puedas hacerlo. Injustas tus miradas de ...¿reproche?
Y tú,¿qué tienes que reprocharme a mí?
Sinceramente, no creo que sea bueno entrar en un juego de dimes y diretes. Sinceramente paso. Sinceramente lo olvido. Sinceramente se ha ido.

La entramada marea de mis imágenes almacenadas, traducidas gracias a mis ojos, te fascinaría. Pero no te lo mereces. No tú. Pero ella sí. Ella me escucha. Tú decidiste dejar de hacerlo. Tú quisiste olvidarlo todo, de la noche a la mañana...¿¡Qué digo!? ¡de una hora a otra! O por lo menos lo intentaste.

Y ¿qué esperas?
¿qué quieres?
¿qué buscas?

Déjame tranquilo, estoy agusto.
Tuvimos nuestro momento, jugamos a ser la dama y el vagabundo, jazmine y aladín en la alfombra, romeo y julieta, starky y hutch, mickey y minnie...
Todo eso nos parecía divertido...¿y qué demonios!? ¡LO ERA!

Solo me gustaría que entraras en mi cabeza, lo vieras y lo comprendieras. Pero como eso es imposible, como eso es probablemente de las pocas cosas que jamás podrás hacer, ni tu ni nadie. Como eso es algo que, por más que quiera, no sabría expresarlo con palabras, ni conseguiría que lo entendieras, contigo ME RINDO.

Y por eso me gusta ella, no hay que explicarle nada, de momento. Solo tengo que decir las cosas tal y como son o como me parecen. No hay más. No busco más. Y ella parece estar de acuerdo. A ella nisiquiera le interesa, ni me pregunta. Eso está bien, empezar de cero. A todo el mundo le encanta empezar un cuaderno, empezar una página en blanco que ha llegado a nuestras manos. A nuestras manos.
Anhelaba empezar a pintar una nueva obra. Y creo que los primeros trazos son certeros.


Dibujar una relación es muy dificil.
Empiezas con ilusión, con decisión. Pero a partir del primer rallajo puedes seguir dos caminos, involutariamente. Uno que sigue las direcciones que esperabas, y otro que no. Si eliges el correcto todo puede salir según querías. Pero si eliges el trazo que despunta, que elimina las proporciones, acabas emborronandolo todo.

Una vez sentadas las bases, hecho el boceto, empieza lo duro: darle consistencia. Depende del papel donde decidas hacer tu dibujo, hacer tu relación, debes de saber elegir el material pigmental idóneo. No puedes mezclar folio con acuarelas, ni lienzos con pastel. Esto deberías de aprenderlo, o por lo menos utilizar la cabeza, la lógica. El caso es que, elijas lo que elijas, da las pinceladas con decisión. Si te ve titubear, acabará siendo todo un desastre. Y por más diluyentes que existan, nunca desaparecerá del todo, siempre habrá marcas.

A todo esto hay que añadirle una pizca de enfoque, perspectiva e inspiración. Sin esto, vamos jodidos.



Tú me dejaste marcas. Utilizaste de todo, pero no conseguiste borrarme. Y obivamente, yo a ti tampoco.

Ella está adivinando mi silueta. Yo la estoy observando detenidamente, cada milímetro de piel, cada gesto, cada pequeñita arruga, cada poro. Ahora estoy bien. Centrando mis enfoques y perspectivas. Y ella me inspira. Asi que hazme caso.

Olvídame.

Déjame seguir posando.