
de todo y nada
de coger esa bola de nieve y estampártela en la cara
o de agarrarla fuerte y darla un mordisco, tragándome así mi propio frío
de que hay muchas mañanas por delante en las que tengo que apagar el despertador
antes de sentarme delante del volante, o de ver a la azafata haciendo el gilipollas
por nuestra seguridad, claro, y porque la pagan una barbaridad y recorrerá medio mundo en tan pocos meses como yo puedo aprender a proteger tus delicadezas
de sentarme a mirar cómo caen las gotas, o de hacer trampas, sobretodo de hacer trampas, trampas serias, por las que se preocuparían de mi estado mental, mientras mi juramento perdura: yo controlo
de decirte qué no me gusta y qué no comprendo, y hablando de mí, esto último se repite como el sabor a ajo, o las cortezas rancias que me sirven en las noches de cañas, mientras nada, y todo, por supuesto, importa, y todo son jajajas y jejejes, y recuerdos, y echar de menos, y saber quienes son y hacer cuentas de cuánto llevan escuchándome, y pensar que es casi toda mi vida consciente, y que los recuerdos empiezan ahí, y que eso es lo bonito
y saber que esto es una purga
un desahogo
de nada
y de todo
por supuesto