paréntesis y más paréntesis

Como si de repente, aceleraras el tiempo.

Como si en este momento, crearas un muro, y otro en frente, y otros dos en los lados, arriba y abajo.

Como si me hubieses creado una caja, perfecta, a mi medida.

Nada atosigante. Nada agobiante.

Es como si me envasaras al vacío. Como sentirse enlatado.

Pero plácido.

No sé. Es como si todo se moviera frenético. Menos tú, menos yo.

Lo ves, todo ahí fuera. Loco. No lo comprendes.

Te quedas pensando, viendo, observando.

Pero ahí fuera, la vida pasa, corre, vuela, se va.

Pero en este instante. En esta hora, que ha volado, se ha esfumado, ha huido.

Tú te has quedado a observar.




Recapacitaciones, reflexiones,... o quizá, ni eso.
















Simplemente, respiras.

Hoy me levanté dispuesto a ser una persona hedonista. Me da igual lo que opines al respecto. Me da igual lo que vaya a pensar la gente. Me dan igual todos, todo y hasta lo que yo pueda pensar, también me da lo mismo.

Hoy he decidido que voy a ser un beso con patas. Llendo, de acá para allá, besuqueando todo y a todos. Liberar cariño por doquier. Cariño, pasión, claro, todo depende de qué es lo que bese o a quién bese. Pero bueno, sé que me has entendido, y sino, intentalo, es fácil. Te lo digo yo.


Tengo ganas de besar al mundo.


Porque sé que si te beso a ti, jamás querré besar nada más.

La mirada de la gente que conspira.

Paso lista a todos los ausentes de esta fila, transparante cobardía o mala suerte tal vez.
Y ahora guardo mi preterito imperfecto y le doy un expediente mi presente efervescente también.
Y veo partes de mi vida como partes de un gran tetris que no encajan muy bien solo se entiende al revés.

algodón de azucar

Es como si al mirarte, viera a dos niños compartiendo una bolsa de gominolas más grande que ellos mismos. Como si uno de esos niños se tomara un colacao y se le quedara la nariz manchada. Como si cuando te veo, recuerdas cuando te compraban en el parque de atracciones algodón de azúcar. Como si te acuerdas de aquellos veranos en la playa con cubos, palas y rastrillos. Tu castillo era siempre SIEMPRE el mejor de toda TODA la playa.
Seguro que va todo bien mañana con Vigalondo.

Dextrocardiaco.blogspot.com

-Hola, necesitaba llamarte. Estoy bastante jodid...
-¡¡¡SÍ!!! Qué bien que me llamas!! No sabes lo que me ha pasado!!!!....

- ¬¬¿

Esa noche no podía parar de pensar en ti, y en tu manera de bailarme el agua.



Me imaginaba que te tenía ahí, sí, justo, ahí donde has mirado. Ahí. Delante mía.
Me mirabas.

Me mirabas como diciéndome "ven, ven a bailar".


Pero, te extendía la mano, como un caballero de los ya perdidos. Pajarita, chaleco y fajín. Vestido de noche acariciando tu piel. Y simplemente, así, mirándome, bebías de tu elegante copa de champaña.

Ignorándome.


Sorbiendo delicadamente, por esos labios que deseaba besar. Envidié tanto aquellas burbujitas...¡Oh! No sabes cuanto las he odiado. Tanto. Tantísimo. Ese anuncio de navidad me ponía enfermo. Porque, además, brillaban, cegando, como tú y yo.


En una noche.
En un lugar.
En un momento.
Nuestro momento.
Nuestro lugar.
Nuestra noche.

Ven, báilame. Báilame como las burbujas de chapaña francesa te bailaban por la boca.

Bailemos, sobre el agua.

Túmbate, aquí a mi lado.

Déjate llevar por la brisa, esa que balancea las ramas, y seduce al césped con su leve silbar.


Déjate seducir por mi susurro, por mis palabras a un palmo de tu oreja, por mi mirada directa.


Túmbate, aquí, a mi lado, bajo las sábanas.

Mira atento.

Sonrío.




¿Y qué más da el resto?