
Tenía dos opciones: probarlo, o no hacerlo nunca. Si lo probaba...tenía que cambiar todo en su vida, empezar de cero, explicar unas cosas, acallar otras...en fín, un lío. Si no lo probaba...jamás sabría que era, y no quería arrepentirse por no haber hecho algo, que sabía que podría cambiarle la vida. Qué dificil decisión.
Al final, se armó de valor y lo probó. Pero jamás se lo dijo a nadie. Ni lo hará. Es mucho mejor así.
Por fín sabe hasta que punto puede cambiarle eso la vida. Y no se ha tenido que justificar ante nadie. Hay veces en las que mentir, y ni tan siquiera mentir, sino no contar toda la verdad, viene bien.
El problema vino después. Porque eso le gustó. Pero por más que quería repetir, no lo conseguía. Y al no haberselo contado a nadie, no podía desahogarse. Cabreado, atacado, sin poder repetir, aunqe fuera una sola vez...
Decidió hacer como si nunca hubiera pasado.