domingo, 26 de octubre de 2008

té frío




o café caliente

que hace frío



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Odio los vuelos con retraso, los que no están en tierra cuando deben y las maletas que tardan en salir por la cinta rodadora.

En cambio, me encantan las caras de los recién aterrizados al ver a la multitud, esperando, aunqe no sea por ellos. Los reencuentros tímidos y fugaces, aislados del resto. Eso es algo que me gusta seguir con la mirada. Y lo felices que se ponen los perros al ver a sus amos.

De pequeño, según me han contado hoy con 3 años, fui por primera vez a una terminal. Allí me llevaron al cristal ese enorme donde ves todos los aviones despegar. Hacía 4 minutos que la pesada (en esos momentos para mi lo era) de mi madre me tenía preso en sus brazos dándome besos. Agobiado yo me separé, sin saber que iba a pasar. Y cuando vi aquel inmenso cristal, y me dijeron: "en uno de esos está tu madre", mi madre viajó por todo el mundo, y despegó 100 veces porque yo lo quería así.

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miércoles, 22 de octubre de 2008

buenas costumbres


Mandando cartas
Mandando cartas
Mandando cartas


¿Alguna vez os habéis preguntado porque dejasteis de jugar al pilla.pilla,
de pintar.con.los.dedos
o de jugar.con.plastilina?

Eran buenas costumbres, divertidas y, encima, no te hacían pensar mucho.

Yo el otro día me pregunté por qué había dejado de mandar.cartas , con lo que me gustaba recibirlas...
Así que, encontré a alguien al que, como a mí, le gustaban estos pequeños sobrecillos llenos de comentarios ingeniosos, caligrafía divertida(barra)inteligible y faltas de ortografía diversas que recriminar en futuras posdatas. Y cuando terminé de poner cuatro chorradas y un dibujo hecho con ganas, lo doblé todo, bien apretado, para que me cupiera en el sobre. Siempre había dudado dónde se ponía el remite y dónde el remitente. Bajé a por unos pocos sellos (pues era el principio de una larga etapa cartera) y la eché en ese divertido buzón amarillo que gobierna mi calle con un toque de color.


jueves, 16 de octubre de 2008

Cualquier otra cosa

Levantarse por la mañana, coger el despertador de encima de la mesa. Rebuscando, odiando el sonido estridente que suena una vez tras otra todas las mañanas de la semana. Entre las muestras de una noche de insomnio, algodones, pinturas, trazos que parecían perfectos tan solo unas pocas horas antes. Pinceles aún húmedos.


A esas horas no te preocupa el qué es lo que te hizo acostarte tan tarde.
A esas horas lo unico que te interesa es apagar el despertador y conseguir robar unos segundos más de sueño.
Pero realmente no te interesa.
¿Acaso quieres perder el metro y no llegar a la primera clase?
¿Realmente te conviene tener 2 horas más la mente libre para pensar en cualquier cosa?Atiende, digo: CUALQUIER COSA.
Sabes cual estoy incluyendo...ahora...respondete: ¿Te conviene?

Sabía que negarías cabizbajo.

Así que, levantaté. Abre el sobrecito de café y echalo en la taza. Calienta la leche, muy caliente, como a ti te gusta. Viértela lenta, para que no queden grumitos. Mmm, que rico capuccino. Sí, es de sobre...pero no te sobra el tiempo.

Calienta el agua de la ducha, aun con legañas. Piensas, qué tenías que hacer para hoy. Lo recuerdas, y le das una importancia máxima, por lo menos hasta que terminas de ducharte. Siempre he dixo que por la mañana tenemos 2 vidas: una antes de la ducha, dónde todo transcurre como un sueño, lento, sin importancia, sin prisa,sin preocupaciones, con legañas; otra, cuando sales de la ducha, cuando parece que alguien ha dado al botón de avance rápido, prisas, choques y estorbos, todo te irrita, hasta que consigues salir de casa.

Bien, coge la mochila, estás apunto de sobrepasar la hora para llegar puntual.
Aún es de noche, pero no te preocupes, los vampiros ya están en sus casas.

Metro, por desgracia, no vas con tiempo.

Aún así, sabes de sobra que se te va a hacer ameno, entre la música, los múltiples periódicos y la gente. Sé que te gusta observar a la gente, sus caras, sus gestos, su ropa, y sobretodo, lo que te gusta, es imaginar cual es su vida. Si van a trabajar, te gusta crearles oficios que nunca sabrás si son los correctos. Si van al colegio, te preguntas que curso estarán cursando. Si parecen universitarios, juzgas su apariencia con su carrera. Demasiados freakies ingenieros a tu entender.

Corre, haz los trasbordos rápidos. Sabes perfectamente que quien llega primero obtine recompensa: asiento. Desde esta perspectiva la cosa cambia. Ya no les miras, ahora solo lees.

Cuán interesante pueden resultar las noticias si no tienes nada mejor que hacer a esas horas. Cuando una te sobresalta, te dan ganas de avisar al que está sentado a tu lado, y darsela a conoce como cuando enseñas tu mejor obra, tu mejor foto o tu mejor texto.

Corre, el autobús está esperando, pero no te emociones, no te espera a tí.

Así empiezas la mañana, con dinamismo. Normal, que luego, al final del día, solo tengas ganas de sentarte en esa silla, enfrente del ordenador, a mirar tu vida social convertida en numeros. A mirar esos comentarios, efímeros o no, de aquellos a los que les das cabida en tu circulo.

Pobre, ¿no te das cuenta, de que cuanto más tiempo pasas ahí sentado, menos tiempo vives?

No duermas, no pierdas el tiempo. Aprovecha el tiempo. O te asaltará CUALQUIER OTRA COSA.

domingo, 5 de octubre de 2008

a fin de mes

Elabora una lista.
Da igual que pon-
gas, lo que tu
quieras. Es tuya.
Así que, tu man-
das.

Si la haces al fi-
nal de un mes que
no ha sido especi-
almente especial,
cobrará más sen-
tido el juego.

Haz un viaje. A
un sitio que te en-
cante, o que quie-
ras visitar.

Llévate la lista.

Y allí, leela, y me-
morizala, porque
será la ultima vez
que la veas.

Y allí, en tu lugar
elegido, deshazte
de ella.

Siempre puedes
hacerla trizas, y
dejar que se la lle-
ve el viento. Por
eso que dicen de
que las palabras
se las lleva el ídem.

También puedes
quemarla. Las ceni-
zas son irrecupera-
bles.

O quizá te guste
más enterrarla,
como cuando juga-
bas a los piratas y
el tesoro escondido.

O tal vez, prefieras
tirarla al mar.






Realmente eso te
puede llegar a arre-
glar los últimos días
del mes.